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ntes las elecciones de 2009 y durante las largas discusiones políticas propias de la previa de una contienda electoral he discutido con muchos compañeros sobre el tema de la indefinición. Es que en muchos lugares del interior de la provincia la dirigencia quedó atrapada en una indefinición pasmosa luego del conflicto con el campo.
Durante ese tiempo muchos compañeros hicieron malabares para "bancarse" su pertenencia al oficialismo y no "quedar mal" con sus "pobres" y "sufridos" vecinos agrogarcas. De allí surgieron un sinnúmero de posturas "esterilizadas". Como diría una tía mía no fueron "ni chicha ni limonada". Se esforzaron por quedar bien con la "parte bien" de las pequeñas comunidades. Fue por muchas razones, pero una sobresalió, o al menos sirvió como excusa: abogados, carniceros, mecánicos, etc. no querían "perder clientes" por culpa de un conflicto que, a su entender, no fue necesario y fue muy mal manejado por el gobierno nacional. O sea, estaban con el gobierno pero estaban con el campo. Reitero, ni chicha ni limonada.
Yo personalmente creo que la indefinición es muy mala en política, bah, creo que en todos los órdenes de la vida. Y sobre eso recalcaba en aquellas reuniones donde se pretendía llevar adelante una campaña electoral un tanto "tibia", o sea, sin dejarse ver demasiado con la dirigencia provincial o nacional. Esto agravó, a mi entender, la pálida actuación electoral del FPV en muchos lugares del interior de la provinicia de Buenos Aires.
Uno, en algunas ocasiones, puede querer a un independiente, a un indefinido, pero siempre respeta a aquel que se para de frente, que tiene convicciones fuertes. Eso es lo que pasó y pasa con el gobierno de Cristina. Tal vez sea por eso que muchos no la quieren. Te obliga a tomar partido, te obliga a definirte. En esto quedó atrapada la mayor parte de la oposición y muchos de los denominados "progres". Fue siempre mucho más cómodo no desnudar las verdaderas intenciones de una propuesta. Darle a la sanata defendiendo o atacando determinado proyecto y escondiendo a quien se beneficia o perjudica con el mismo. Por eso se empezó a hablar de crispación.
Por cómo se desarrolló el gobierno de Néstor, y sería largo explicar los porqué, en aquel momento se podía hacer oposición indefinida. Hoy ya no.Cristina explica muy claramente donde está y para dónde va. No deja dudas. De ahí que las posturas "no positivas" son pan para hoy y hambre para mañana. Algo de esto le está pasando a gran parte de la oposición.
Por un lado la derecha (el Pro, el llamado "peronismo federal" y algunos más) que no se termina de asumir como tal. Por el otro, cierta izquierda que está de acuerdo con casi todas las medidas que toma el gobierno nacional, pero... da quorum cuando no tiene que dar y permitió un peligroso avance legislativo de ciertos personajes (hablo de las Comisiones).
Hay alguien a quien considero fuera de sus cabales pero creo que leyó muy bien lo que está pasando: Lilita Carrió. Es loca pero de tonta no tiene un pelo. Ella ya se definió ante el tema más candente por estos días: "Voy a defender a Clarín", "Clarín y La Nación son historia argentina". Carrió salió a ocupar la derecha del escenario político partiendo mucho antes que ninguno. Si Cristina dice "yo estoy acá", Lilita contesta "yo estoy aquí". Los demás se contentan con repetir "sunescándalo", por derecha y por izquierda.
Observando el panorama electoral (y de no mediar alguna catástrofe política), Carrió sabe que habrá 4 años más de Kirchner. Ella apunta a recomponer su base electoral fundamentalmente en la Capital buscando el voto del "gorilaje".
En síntesis, este gobierno ha recuperado la política y solamente quienes son políticos entenderán cómo conducirse. Y todo no para acá. Cristina seguirá tirando guantes, se seguirá hablando de crispación, pero para ganarle habrá que pararse enfrente. Y eso, no es para todos...
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