jueves, 11 de octubre de 2007

Dios

A mí, el tema de Dios me tiene muy preocupado - sostuvo con una inacostumbrada seriedad el Loco Vieytes que asombró a toda la mesa.
Los días de lluvia, el café del Gallego se llena de susurros. Hay más gente que la habitual, muchos que por las condiciones climáticas no pueden trabajar y otros que se deprimen más de lo habitual en sus casas y se van al boliche. Pero, a pesar de esto, los días de lluvia todos parecen andar de puntillas. Muchas más voces, pero más suaves.
- Un Dios es lo que me anda faltando – dije levantando la vista del crucigrama que estaba haciendo por sobre mis anteojos en un gesto burlón. – Alguien sabe cómo se llama la diosa escandinava hija de Njord y Skadi? …
- Dios no es un tema – apuró uno de los Innombrables- Dios es el tema – sentenció.
- La cuestión –prosiguió el Loco- es que en realidad yo no creo en Dios. Pero me preocupa pensar que toda esta cuestión de la vida después de la muerte derive en alguna especie de juicio o cosa por el estilo que es lo que nos prometen las religiones.
Y siguió con el monólogo. “Yo puedo estar equivocado y estoy dispuesto a pagar por mi falta de fe, pero, digamos, por ejemplo, sólo una suposición, eh!, que me convierto en creyente. Bien, ¿en creyente de cuál religión me convendría convertirme? Porque si es un tema de gustos, sería irrelevante, no? Incluso si es un tema de revelaciones, también, porque a uno se le puede revelar el Dios católico y a otro el Dios musulmán.
Aunque tenemos que estar de acuerdo que a la mayoría no se le revela nada. Desde niños nos meten las creencias y no hay tu tía. Sos católico si nacés en una familia católica, sos judío, o sos musulmán o sos budista. En esto no hay ni revelación, ni fe, ni nada por el estilo. Es como una educación. Te educan para ser cristiano, judío, musulmán o budista. Aparte de tantas otras que ni conozco. Como ser de River o de Boca.
Pero bueno, supongamos que aparte de estas cuestiones, efectivamente existe un Dios y, una vez muertos, nos recibe (o no) nos pide cuentas (o no), bueno, algo pasa después de morirnos con el Dios de cada uno. Esas son las promesas. Porque si no existe Dios, no hay problema. Todo se termina allí. ¿Pluf! Se apaga la luz y listo.
Pero si hay… si realmente te está esperando para que rindas cuentas.Y aquí es donde me entra la preocupación. Supongan que yo soy católico, apostólico y romano. Me muero, inmediatamente veo la luz que me atrae, me llevan por un florido sendero luminoso hacia el cielo y cuando llego. ¡Pum! Me encuentro con Kanno. Un negro grandote. Ser supremo y creador de todo lo que existe. Porque si el hombre fue creado en Africa, no sería nada raro que los africanos supieran mejor quién los creó, no? Y se puede suponer que un dios de las costas malgaches es más apropiado para creer que hizo al hombre a su imagen y semejanza”.
A esta altura, el Loco había logrado la atención de todos. “Y ese tal Kanno de dónde salió? Atinó a preguntar el Polaco.
“Callate –continuó Vieytes- la cosa es así. Como la planteo. Entonces me paro frente al tipo. Imagínense que es un Dios. Todopoderoso .Creador de la tierra y el cielo. Creador de los hombres. Y, digo, me paro, y le empiezo a explicar que a mí de chiquito me enseñaron que Dios hay uno solo, que nos hizo a su imagen y semejanza, que era católico, que envió a su Hijo, Jesucristo, para salvarnos. Que yo me he portado bien, que no le hecho mal a nadie…
¿Se imaginan la situación? ¿Se imaginan lo ridículo de la situación? Y encima en ese momento ya no hay nada que hacer. ¿Qué le vas a hacer? ¿Te vas a poner a rezar el rosario? ¿Le vas a preguntar por San Pedro? La vida no podés volver a vivirla. No podés volver para “avivar” a los vivos de cuál es el verdadero Dios…
A mí, el tema de Dios me tiene preocupado…”- finalizó.
-Loco, por qué no te vas a dormir y nos dejás de joder – dijo el Tano fastidiado.
Entonces abrió la boca otro de los Innombrables. Me miró y dijo: “La diosa es Freya”. Completé el crucigrama. El Loco se fue. El Tano apuraba los últimos sorbos de café. Y el Polaco, mirando el techo susurró: “Un Dios africano… uf!...no me lo puedo imaginar!”. Entonces el Innombrable le recordó: “El nuestro es asiático”
El Polaco se quedó pensando… “mientras no sea bostero, todo bien…”

jueves, 4 de octubre de 2007

Si entendiéramos mejor lo que otros dicen...

Me parece buena idea recordar algunas palabras trascendentes que dijo un trascendente dirigente político de nuestro país en un trascendente momento histórico.
Creo que no fueron debidamente escuchadas.
Este discurso lo pronunció el Dr. Ricardo Balbín delante del cadáver de Juan Domingo Perón.
“Llego a este importante y trascendente lugar, trayendo la palabra de la Unión Cívica Radical y la representación de los partidos políticos que, en estos tiempos, conjugaron un importante esfuerzo al servicio de la unidad nacional: el esfuerzo de recuperar las instituciones argentinas y que, en estos últimos días, definieron con fuerza y con vigor su decisión de mantener el sistema institucional de los argentinos. En nombre de todo ello, vengo a despedir los restos del señor Presidente de la República de los argentinos, que también con su presencia puso el sello a esta ambición nacional del encuentro definitivo, en una conciencia nueva, que nos pusiera a todos en la tarea desinteresada de servir la causa común de los argentinos.
No sería leal, si no dijera también que vengo en nombre de mis viejas luchas; que por haber sido claras, sinceras y evidentes, permitieron en estos últimos tiempos la comprensión final, y por haber sido leal en la causa de la vieja lucha, fui recibido con confianza en la escena oficial que presidía el Presidente muerto.
Ahí nace una relación nueva, inesperada, pero para mí fundamental, porque fue posible ahí comprender, él su lucha, nosotros nuestra lucha ya través del tiempo y las distancias andadas, conjugar los verbos comunes de la comprensión de los argentinos.
Pero guarde yo, en lo íntimo de mi ser, un secreto que tengo la obligación de exhibirlo frente al muerto. Ese diálogo amable que me honró, me permitió saber que él sabía que venía a morir a la Argentina, y antes de hacerlo me dijo: 'Quiero dejar por sobre todo el pasado, este nuevo símbolo integral de decir definitivamente, para los tiempos que vienen, que quedaron atrás las divergencias para comprender el mensaje nuevo de la paz de los argentinos, del encuentro en las realizaciones, de la convivencia en la discrepancia útil, pero todos enarbolando con fuerza y con vigor el sentido profundo de una Argentina postergada.'
Por sobre los matices distintos de las comprensiones, tenemos todos hoy aquí en este recinto que tiene el acento profundo de los grandes compromisos, que decirle al país que sufre, al pueblo que ha llenado las calles de esta ciudad sin distinción de banderías, cada uno saludando al muerto de acuerdo a sus íntimas convicciones -los que lo siguieron, con dolor; los que lo habían combatido, con compresión -, que todos hemos recogido su último mensaje: 'He venido a morir en la Argentina, pero a dejar para los tiempos el signo de paz entre los argentinos".
Frente a los grandes muertos. ...frente a los grandes muertos tenemos que olvidar todo lo que fue el error, todo cuanto en otras épocas pudo ponernos en las divergencias; pero cuando están los argentinos frente a un muerto ilustre, tiene que estar alejada la hipocresía y la especulación para decir en profundidad lo que sentimos y lo que tenemos. Los grandes muertos dejan siempre el mensaje .
Sabrán disculparme que recuerde, en esta instancia de la historia de los argentinos, que precisamente en estos días de julio, hace cuarenta y un años el país enterraba a otro gran presidente: el doctor Hipólito Yrigoyen.
Lo acompañó su pueblo con fuerza y con vigor, pero las importantes divergencias de entonces. colocaron al país en largas y tremendas discrepancias, y como un símbolo de la historia. como un ejemplo de los tiempos, como una lección para el futuro, a los cuarenta y un años, el país entierra a otro gran presidente. Pero la Fuerza de la República, la comprensión del país, pone una escena distinta, todos sumados acompañándolo y todos sumados en el esfuerzo común de salvar para todos los tiempos la paz de los argentinos.
Este viejo adversario despide a un amigo.”